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La realidad de un trabajo de campo en territorio rural

Actualizado: 30 ene

Durante nuestro trabajo de campo en el territorio rural, escribimos las impresiones de lo acontecido. Os pongo un ejemplo:


“Después de abandonar la autovía he tenido que atravesar montañas y parques eólicos, dibujando unas curvas que me situaban como un extranjero el cual era adelantado hasta por camiones.

Entre secano y verde aparece la Yesa, donde los peatones importan más que los coches, donde los comercios locales son regentados por largas colas y donde los lavaderos municipales no son solo elementos decorativos”


En este fragmento pretendo destacar dos elementos, en primer lugar, la dificultad de conexión con los grandes núcleos urbanos y, en segundo lugar, la vuelta a cuestiones entendidas como “tradicionales” en el mundo urbano. 

Esa propia visión de extranjero pese a haberme criado casi en un pueblo de 1.000 habitantes, pero viviendo en una gran ciudad desde hace 8 años deja de manifiesto una desconexión total entre ambos territorios. Desconexión en el sentido de las comunicaciones, tanto terrestres como digitales, así nos lo hicieron ver las personas entrevistadas con caídas y paradas de línea inexistentes en las ciudades. Desconexión de las formas de vida, provocadas por grandes carreteras y superficies comerciales que han dejado de lado a los peatones y han permitido el aumento de la huella de carbono. 


Tal vez, la conexión que debiéramos requerir en las ciudades tendría que parecerse más a la del territorio rural, donde el territorio y las personas no se comprenden el uno sin el otro. 


Pero volviendo a lo que a este blog interesa, es necesario recuperar las formas de pensar la entrevista cualitativa. ¿Qué información vamos a extraer de una persona con la que vivimos a esa distancia? Tal vez, esa sea una formulación incorrecta, porque esa forma de ver las investigaciones, solo nos empuja a una descompensación investigadora-investigada y a una pretensión de comprender con nuestros marcos ideológicos. Dicha reformulación empezaba con las anotaciones de campo, desde la salida hasta la vuelta a casa. Fijarnos en el entorno nos permite ver cómo este nos afecta (y, muchas veces leer entre líneas lo que nos dicen las personas entrevistadas). Pero, sobre todo, tratamos de ver la relación que tienen con los dispositivos presentes, en términos de Foucault (1991), y cómo estos producen los fenómenos a observar.


Con esto, sale a la luz que más que ‘obtener resultados’, nos proponemos contribuir a comprender la realidad de las TIC en lo rural y sus implicaciones para el desarrollo de su actividad económica, social y cultural, y cómo estos dispositivos generan su posibilidad en su materialidad. Siempre dialogando con el carácter contextual y complejo de los procesos de intra-acciones de dicho enclave (Sancho-Gil y Correa-Gorospe, 2019). 


  • Bibliografía.

Sancho-Gil, J. M., & Correa-Gorospe, J. M. (2019). Intra-acciones en el aprender de docentes de infantil, primaria y secundaria. Educatio Siglo XXI, 37(2 Jul-Oct), 115–140. https://doi.org/10.6018/educatio.387041

Foucault, M. (1991). El juego de Michel Foucault. En M. Foucault, Saber y verdad (pp. 127-162). Madrid: Ediciones La Piqueta.




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